domingo, 8 de julio de 2007

La falta de recursos


Algo común en casi todos los casos de separación es que los mismos recursos tienen que repartirse para dos casas. Y más frecuente es que la del varón, tal como está la ley de protección de la mujer, quede mucho peor parada. Vayámonos preparando. No es lo mismo tener un consumo compartido -donde comen tres comen cuatro- que dividir la organización doméstica de manera que se duplique el pago de vivienda y mobiliario, los contratos de servicios, se incrementen los gastos de ocio por las mayor necesidad de distracción, etc. ¿Cómo sobrevivir?
Ya analizamos anteriormente algunas propuestas a cerca de la vivienda, la ropa y la alimentación. Este capítulo es, obviamente, sagrado. Comer fuera de casa va a resultar más caro a no ser que sean menús realmente económicos y de cierta calidad, preferiblemente de tipo casero. Si no es así, se ha de empiezar aprendiendo a preparar alimentos que apenas necesiten cocinado. Se puede desayunar una leche con cereales u otra cosa de su gusto. Luego en la calle, tómese un cafetito, descafeinado, para completar. Provéase de una parrilla eléctrica y un microondas y tendrá muchas posibilidades. En la parrilla podrá hacer filetes de todo tipo y verduras, que están buenas recién hechas –pruebe las setas- e incluso tortillas. En el microondas podrá calentar, además de la leche, latas de comida casera que no están mal, como las albóndigas o la fabada.¡Ojo, no meta la lata metálica en el aparato, vierta previemente el contenido en un recipiente de loza o plástico!. Vaya ampliando su arsenal de recetas en esta línea, comida no cara, nutritiva y fácil de preparar. De cena, solo fruta y/o yogurt, acuérdese del problema nacional de la obesidad y de la necesidad de cuidar su aspecto físico. No tome ni pinchos ni comida entre horas en los bares. Lleve consigo alguna manzana, que es más sana y barata.
Ahorre agua y energía. Por supuesto, lámparas de bajo consumo, utilizadas de manera inteligente para optimizar el resultado. Apágelas cuando salga. Calefacción y aire acondicionado, lo imprescindible. Agua corriente, la precisa.
Aprenda a entretenerse con poco gasto. Salga con gente que tenga situaciones parecidas, con lo que todos se retraerán un poco en lo económico. Si va solo, recuerde que el consumo es un hábito cultural prescindible en la mayoría de los casos. Beba solo agua mineral, si acaso algún zumo, pero si tiene que alternar, prescinda de las bebidas con gas (refrescos, cerveza, etc), mejor una copa de buen tinto. Es preferible pedir algo barato, un café o té, y disfrutar y alargar el momento. Déle valor a ese pobre brebaje y no lo tome a la ligera. El paseo por las calles, plazas y parques sigue siendo relajante y gratificador. Leer un buen libro –gratis en la biblioteca pública- sentado en un banco al aire libre puede ser más entretenido que un cubata en un discoteca. Invite a la gente a pasear, sin complejos. Entérese de los espectáculos, actividades culturales o eventos organizados por el ayuntamiento o instituciones afines y disfrútelas solo o en compañía. En la red hayará información precisa.
Los desplazamientos son caros.Muévase andando, o en trasporte público . Si no le es muy necesario, venda el coche: obtendrá algún dinero y ahorrará más en impuestos, seguros, mantenimiento y combustible. En estos casos es más barato, créame, tomar un taxi o alquilar uno.
Un capitulo especialmente gravoso es el de las comunicaciones telefónicas.En los primieros meses siente una necesidad especial de contactar con familiares y amigos y explicarles su estado y sus problemas. La tarifa del movil se va a descontrolar. En cuanto pueda, vuelva a su uso normal y tire de del telefono fijo con tarifa plana o a otros medios.
Pague sus multas o impuestos en su plazo, para evitar recargos.
Estudie muy bien sus adquisiciones. No haga compras compulsivas e artículos que no necesite a corto plazo. Compare precios y calidades. Elija los productos más versátiles y cuyo uso canse menos.Cuide los objetos y prendas de uso común para que le duren.
Ante todo, haga esto con dignidad. No vaya dando la imagen de arruinado, aunque no niegue que necesita ahorrar. Si en algún momento hay que ser dispendioso, pues venga, pero luego tendrá que compensarlo.
En general, vuélvase menos consumista. Haga de la necesidad virtud y descubra como se puede vivir plenamente sin caer en la vorágine del consumo. Poseer no proporciona felicidad. Cuanto menos se tiene más se aprecia. Rescate otros valores al margen del mercado, como la conversación, la reflexión colectiva, la contemplación o la práctica de algún arte que no requiera muchos medios, como la escritura, la poesía, el canto, el dibujo, la música, excepto la de piano, etc. No olvide los deportes al aire libre, sobre todo la carrera. Es casi gratis y sentirá como supera sus barreras físicas y emocionales, poco a poco, dándose tiempo.
Recuerde aquellas películas donde se representaba la vida de los intelectuales en la extinta unión soviética. Eran felices sin un rublo. Tampoco era necesario tanto vodka. El agua de Lanjarón, sorbito a sorbo, también termina dando un puntito simpático. Es cuestión de que usted se lo crea, lo mismo que se convence de que un güisqui le hace más simpático. A mi me vuelve más imbecil, sobre todo si son dos. No sea usted el doble de imbecil.

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