domingo, 29 de julio de 2007

Descubriendo lo sencillo


Estos cambios bruscos e inesperados te sacuden todas tus filosofías. Entre otros efectos, te hacen valorar cosas a las que antes no dabas importancia. Algo tan sencillo como estar en la playa, yo lo entendía como aburrido, incómodo, caluroso, lleno de arena y lejos de la bebida fresca. Acabo de llegar de la costa en plan dominguero y ha vuelto a ser una experiencia magnifica: relajo bajo la sombrilla, un poquito de sol, tres baños con algo de natación, un largo paseo, ver gente con todo tipo de cuerpos y sobre todo mucha charla, lo mejor. Incluso el grupo de amigos era de lo más variopinto: un intelectual, una ejecutiva y un funcionario de pueblo, más llano que una plana y yo mismo, que no se como clasificarme. Pues todos teníamos nuestro puntito, por supuesto el funcionario también, al que he escuchado cuando ha dicho sus verdades y con el que nos hemos reído cuando ha lanzado sus ocurrencias. Es otra cosa que estoy aprendiendo, no descartar a priori a nadie por pensar que no es digno de interés. Hasta ahora era, consciente o no, demasiado selectivo y reconozco que ha sido un gran error. Casi todo el mundo guarda en su interior cosas magnificas que pueden enriquecer a los demás.¡Que duro y caro resulta a veces aprender!
A la vez, estoy aprendiendo a valorarme en mi justa medida. Resulta que todo el mundo me sobrevaloraba y yo andaba con un complejo de inferioridad, ¡manda huevos!. Lo más difícil es superar el complejo de culpa que desde fuere me quieren inculcar por el fracaso matrimonial. Ha sido tan fuerte que desde el principio me he autoresponsabilizado de sus causas. Pero ya lo veo más claro. Ahora me toca reconocer mis errores y tratar de corregirlos en lo que pueda para esta ocasión y sobre todo para las que pudieran venir, pero desde luego no acepto ni un ápice más de la responsabilidad que me toca. Que cada uno analice si quiere y puede su trayectoria y si no puede que pida ayuda especializada, porque es la única forma de afrontar de verdad su vida. Es muy fácil proyectar las frustraciones y los demonios internos sobre los demás y pretender quedar indemne. Sobre todo es muy falso: ayer los culpables eran aquellos de la infancia, hoy el culpable es este de toda la vida y mañana será el otro y el de la moto, siempre los malos estarán fuera y nunca nos miramos dentro de nosotros. Así no se resuelve el problema y seguiremos haciéndonos daño a nosotros mismos y a la gente que nos rodea y nos quiere. Después de toda una vida de relación, es lo que más claro he sacado. Yo, por mi parte, tengo previsto iniciar mi propio trabajo personal, con ayuda, después del verano, porque de esta necesidad no se libra casi nadie.
Ahora hay que ponerse las pilas, porque el trabajo lleva amontonado mucho tiempo y nadie lo va a hacer por mí, eso está claro, aunque el interés no es solo mío. La depresión no resuelve los asuntos pendientes que pone en peligro el tinglado que nos da de comer. Así que toca tratar de dormir, lo más difícil, que mañana espera bastante curro. ¡A ver si "los fantasmas" se quedan tranquilos esta noche, que para ellos también debería ser fiesta, coño!.

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