sábado, 9 de junio de 2007

Entrando en contacto

En el “temario” que enunciamos en la primera entrada de este blog hay una cuestión que es prioritaria y repetida: el establecimiento de un nuevo círculo social. Aunque pueda parecer un asunto menor porque se supone que antes habría que resolver el tema doméstico, el económico y el legal, por poner tres ejemplos, no lo es porque está muy relacionado con la estabilidad emocional y de esta dependen todos los demás. Si alguien se siente angustiado o deprimido –con frecuencia ambas cosas a la vez, aunque afortunadamente yo no me encuentre ya en estos estados, al menos en grado muy importante- difícilmente se van a afrontar bien los otros problemas. Como diría Yack el destripador, vayamos por partes.
- Cuando se tiene una vida doméstica convencional estable –aparentemente, no os fiéis- la vida social se restringe, se hace menos necesaria, y suele girar entre gente afín, es decir, otras parejas de parecidas características. Las salidas o se hacen solos o con los matrimonios amigos, y en este caso no todos los días, si no a lo más una vez por semana. También se sale con los matrimonios familiares, cuñados, concuñadas, hermanos, suegros etc. Lógicamente, todo esto se va al garete, porque ya “no pega”. Los matrimonios amigos aceptarán a un desparejado ocasionalmente y además, ¿A cual de los dos? Yo he tenido mucha suerte en eso. Los familiares viven en parte la tensión de la situación y eso afecta necesariamente a las relaciones, sobre todo con la familia de tu ex, que aunque te sigan apreciando porque objetivamente no tengan motivos para lo contrario, se verían en un aprieto si te acogen. Hablamos de contactos continuados. Si son visitas esporádicas no hay problema, más cuando se da un momento de “desesperación”. Lo que hace falta es otra cosa.
- Al entrar inevitablemente en otra etapa, se necesita conocer gente nueva, o conocida pero en una faceta diferente de sus vidas, y más a las de sexo opuesto, no porque se busque emparejarse ya si no por suplir un poco la relación coloquial que mantenías con tu ex. Establecer estos nexos tienen dos dificultades: donde y cómo. Primero hay que localizar el lugar donde hacerlo. Si son gente previamente conocida -compañeros de trabajo, antiguos compañeros de estudio o de trabajos anteriores- la forma es fácil: directamente, teléfono, e-mail, etc. No en todos los casos se encuentran “impares” en nuestro entorno, por más que las separaciones sean numerosas. Comprueben cuantas de estas personas conocen en su ambiente que reúnan mínimamente un perfil compatible con el de ustedes. Si no es el caso, hay que localizarla. ¿Dónde?: asociaciones de separados, grupos de senderismo, cursos de baile de salón, yoga, o cualquier actividad afín, gimnasios -más que en las actividades corrientes, en las específicas- fiestas de amigos, viajes programados, y las disco, a las que yo de momento me niego, pero no se más adelante. Una opción válida es comentar tu pretensión con gente conocida para que ellos te presenten a potenciales amigos. La otra fórmula es por Internet, en los Chat, a los que renuncio también por ahora. Lo mejor es ser muy claro desde el primer momento en el sentido de que no se busca desesperadamente una pareja, sino solo amistad, y ya se verá.
La otra cuestión es el cómo. Los muy extrovertidos y desinhibidos no tienen dificultad en iniciar una conversación, pero los más tímidos y retraídos lo tienen más crudo. Creo que hay dos claves: una, ser como se es, no tratar de representar otro papel diferente; otra, practicar las habilidades sociales en cuanto se tenga ocasión, y con todo tipo de gente, esforzarse en hablar con todo el mundo, porque el arte de conocer y darse a conocer tiene mucho de oficio, como todo. No tener miedo al fracaso. Si te cortas en una ocasión, no te preocupes, a la siguiente saldrá mejor, también es cuestión de elegir el locutor potencial. Dicen que hay que ser ingenioso, simpático, etc. Yo creo que todos despertamos cierto interés en los demás, y en algunos mucho interés, por lo tanto no hay que ser un chistoso, simplemente ir de buen humor y tratar de disfrutar del rato.

De todas formas, la mayoría de la gente dedica poco tiempo al encuentro social. Son muchos los que solo salen una vez por semana, sobre todo a partir de los cuarenta. Eso choca a los recién llegados a esta “resoltería”, que, como alternativa a pudrirse de asco en un rincón, optan por airearse todo lo posible. La solución es mantener abiertos todos los canales y tener calma y paciencia. Cuando uno se mueve, termina encontrando a quien busca, que el mundo es un pañuelo. Mientras tanto, a darle la brasa a los amigos –para eso sirven- “encalomarse” a cenar con esa pareja de conocidos a la que –si no abusas- le haces la velada entretenida y novedosa, y no agobiarse por pasar algunas tardes-noche solo, yendo al cine, leyendo un buen libro, o escribiendo un blog. Es decir a disfrutar también de esos momentos. Hay que recordar que cada uno es el centro de su vida.

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