jueves, 7 de junio de 2007

Intenciones

Cual es la dieta sana de un soltero, cómo estableces tus relaciones sociales si has perdido las anteriores, de que manera organizas tu vida doméstica, que formas hay de ahorrar ahora que tienes menos dinero, cómo planteas el ocio, cómo sigues ejerciendo de padre sin vivir en la casa en que viven tus hijos, cuando es el momento de establecer una relación estable, si es que deseas hacerlo… y un largo etcétera pueden ser los contenidos de este espacio, aunque tampoco quiero circunscribirlos al ámbito de los práctico. Puede que también caigan algunas consideraciones más pseudofilosóficas o cuasiexistenciales, pero procuraré que sean las mínimas, que ya somos muy mayorcitos para moralinas, y tampoco vamos a quitar el trabajo a los escritores de libros de autoayuda. Trato ahora de frivolizar un poco el tema que me ocupa, sin impedir que se intuya en el trasfondo, pero aplicando aquello de que la procesión va por dentro. No voy a dar tregua a algo que lleve a la autocompasión, más si ocurre, disculpen ustedes, se me habrá escapado sin querer, como los pedos –en mi tierra decimos “peos” o cuescos, que pedos suena a “peos” de mariquitas, dicho sin ánimo homofóbico-.
Otra cosa que pretendo es no establecer un compromiso cronológico con el blog. Trataré de escribir cuando pueda y tenga algo mínimamente interesante que contar, como debe ser, porque la sensación de obligación desvirtúa el sentido de este medio. No obstante espero tener frecuentes citas con mis amigos a través de estas páginas –más bien pantallas-. Ustedes y yo valoraremos el resultado, aunque ya más que la meta nos interesa el itinerario. Ahora me voy a la calle, que el sitio natural del soltero son las aceras, las plazas, los cines, las salas de exposiciones y –según el gusto- los bares de copas. En este caso voy a visitar a mi padre, ya mayor, sin embargo prometo que otro día seré un poco más golfo, solo por interés testimonial, para contarles algo sustancioso, como dijimos, ya que a ustedes quizás les estén vedadas ciertas vivencias, o no, que estos tiempos son otros.

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